El neoliberalismo es una teoría político-económica que retoma la doctrina del liberalismo clásico y la replantea dentro del esquema capitalista actual bajo principios más radicales.
La palabra, como tal, es un neologismo formado por el elemento compositivo “neo-”, que proviene del griego νέος (néos) y significa ‘nuevo’, el sustantivo del latín liberālis, y el sufijo relativo a doctrina o sistema “-ismo”.
Para el neoliberalismo, el Estado debería cumplir únicamente sus funciones fundamentales como organismo regente en la organización de la sociedad, de modo que se opone a su intervención en el funcionamiento de la economía, para así mantener a raya las regulaciones e impuestos al comercio y las finanzas.El neoliberalismo surge como reacción a la intervención del Estado como garante de una mayor justicia social (es decir, del Estado benefactor), y toma fuerza gracias a las debacles de la economía capitalista del siglo XX, particularmente las registradas a finales de los años 20 y la de la década de 1970.
Favorece la privatización de empresas y servicios que estaban en manos del sector público, bajo la premisa de que el sector privado es más eficiente. Es partidario de la reducción del gasto social, de propiciar la libre competencia, de las grandes corporaciones, y de debilitar y desintegrar los sindicatos.
ANTECEDENTES
Es tan legítimo afirmar hoy que el
liberalismo es la ola del futuro como lo era hace un par de décadas decirlo del
socialismo. De hecho, bajo formas benignas o malignas, el socialismo prevaleció
en el mundo hasta bien entrados los años Setenta. Luego, vino la desilusión.
¿No podría ocurrir algo similar con el Neoliberalismo? Todo buen liberal
tendría que preguntárselo.
La preocupación surge al recordar
que en el siglo XIX hubo también una oleada de libertad. No existe
latinoamericano que no pueda señalar alguna etapa, larga por lo general, cuando
su país funcionó bajo el amparo de una constitución liberal, nuestro país, no
es excepción
A América latina no le iba mal con
el primer liberalismo que acogió en el siglo XIX. Pero un día lo abandonó. Lo
aplicaba. Lo aprovechaba. Nunca creyó del todo en él. En una hora de prueba,
cuando estalló la crisis económica de 1929, retrocedimos hacia la zona
autoritaria de los golpes militares, hacia la zona regresiva del paternalismo
económico.
“Los valores de los latinoamericanos,
¿son ahora liberales? ¿O tomaremos otra vez el camino liberal por curiosidad,
por frivolidad, por ofuscación?...Cuando venga el liberalismo, no nos dará
nada. Nos invitará, sí, a arriesgarlo todo. Recibirlo como una solución que
cae, como el maná, de arriba y de afuera”.
El
Neoliberalismo se origina en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial,
éste, es heredero de las teorías neoclásicas de finales del siglo XIX; pero es
en los años setenta cuando comienza su auge a nivel internacional al iniciarse
la crisis en la teoría Keynesiana, que no pudo encontrar respuestas a
diferentes problemas que han angustiado al mundo en las últimas décadas.
Entre sus principales exponentes
tenemos:
· En Europa Occidental:
los economistas Ludwig Von Mises, Wilhem Roepke y Frederik Von Hayek; los
filósofos Karl Popper y Raymond Aron y el periodista Jean Francois Revel.
· En Estados Unidos:
los economistas Milton Friedman, Paul Samuelson y Jefri Sachs.
· En América Latina: el
periodista Carlos Rangel, el economista Luis Pazos.
EL NEOLIBERALISMO COMO IDEOLOGÍA
El modo más sutil que puede
arbitrar una ideología para imponerse y
perdurar es proclamar la muerte de las ideologías y mostrarse bajo otro semblante,
por ejemplo, la ciencia. Es lo que sucedió por casi un siglo con el
positivismo. La ciencia positiva hace las veces de la política, la filosofía y
la teología, y siempre como evidencia apodíctica y sagrada. Y así, disentir
razonablemente de una hipótesis científica, pasa a ser un sacrilegio y una
rebelión; y el que se atreve a tanto no merece el honor de una respuesta
científica sino la marginación condescendiente o brutal: ha perdido la
contemporaneidad y no tiene sentido dirigirle la palabra.
Eso pasa hoy con el Neoliberalismo.
Es un modo de practicar la economía política que está alcanzando vigencia
planetaria. Pero el que esta práctica haya logrado imponerse no significa la
convalidación de sus postulados; sólo atestigua la contundencia de los medios
(tanto políticos como económicos).
“Se ha demostrado que los
organismos de decisión política o administrativa no obedecen al tipo de
comportamiento altruista que postuló, con cierta ingenuidad, el
intervencionismo económico del siglo XX”.
EL NEOLIBERALISMO COMO IDEOLOGÍA POLÍTICA
El postulado principal del
Neoliberalismo es que la competencia pone a funcionar hasta el tope las
energías latentes en los individuos que conforman el todo social, y así la
extrema movilidad que se genera, tras una etapa dolorosa de ajustes, provoca
una sociedad de bienestar. Para que este postulado se realice, el Estado no
puede sobreproteger al pueblo: el populismo o la planificación central
mantienen al pueblo en perpetua minoridad; al atrofiarle la iniciativa y la
responsabilidad lo mantienen no sólo improductivo para la sociedad sino débil y
carente de valor a sus propios ojos.
“El liberalismo económico
defiende el mercado como instrumento productivo: para asignar los recursos
escasos de la sociedad a sus usos o empleos alternativos a través de los precios
libre, porque se respeta de ésta manera las prioridades de la gente en esas
asignaciones, y no se imponen las de los elencos políticos y burocracia.
Como los precios (libres) de los
productos finales son espejo en el cual los criterios de valorización de la
gente se reflejan de manera directa e inmediata, el liberalismo económico
defiende también en principio al mercado como instrumento distributivo del
producto social; porque es menos imperfecto que los instrumentos estatales.
También sus criterios de distribución reflejan - aunque indirectamente - las
preferencias, valorizaciones y prioridades de la gente: los precios de los
bienes y servicios finales determinan los precios de los factores - entre ellos
el trabajo -; y estos a su vez determinan sus ingresos, que constituyen la vía
de distribución del mercado. Los instrumentos estatales de distribución del
ingreso en cambio se prestan - no siempre inevitablemente - a diferentes formas
de distorsión y corrupción. Entre ellas, la de ser distribuidos o negados en
función de criterios discriminatorios”.
Igual que la nación tiene que salir
al mercado del mundo, el pueblo debe salir también al mercado nacional pagando
los servicios y el consumo en su valor real y sometiéndose todos al mercado de
trabajo. Tampoco el Estado puede sobreprotegerse a sí mismo y entrar en el
mercado como si fuera una corporación privada. El Estado es público; su función
sería crear condiciones para que funcione el mercado y velar porque no se
alteren. Su finalidad es velar por el bien común, no realizarlo. Ese bien lo
realizan los ciudadanos a través de las organizaciones económicas en la
concurrencia del mercado.
EL NEOLIBERALISMO COMO PROPUESTA ECONÓMICA
El Neoliberalismo es una doctrina
filosófica que tiene ramificaciones en todos los campos de las ciencias
sociales. Los neoliberales se dedican a ensalzar la competencia capitalista,
afirmando que el mecanismo de esta última garantiza automáticamente las mejores
condiciones para la evolución de las fuerzas productivas.
“Una peculiaridad del
Neoliberalismo es que combina la exaltación de la libre competencia y de la
restauración automática del equilibrio con el reconocimiento de la necesidad de
la intromisión del Estado en la economía. Lo peculiar de esta argumentación
reside en que la defensa de la intervención del Estado en la economía se
presenta como una lucha por la libre competencia”.
La argumentación del Neoliberalismo
es que la libre competencia es el estado ideal de la economía, pero no siempre
puede ponerse en vigor, porque los monopolios la contrarrestan. Esta reacción
puede ser superada y la libre competencia puede ser restablecida tan sólo
aplicando una serie de medidas de política económica.
La teoría de los neoliberales se
basa, en forma enmascarada, en la idea del papel decisivo del Estado en la
economía, es decir, el rol del Estado debe ser el de promover la libre competencia.
CARACTERÍSTICAS DEL NEOLIBERALISMO ECONÓMICO
Según el escritor venezolano
Fernando Salas Falcón:
Þ Aceptan la
intervención del Estado en la economía, como arbitro o promovedor de la libre
competencia.
Þ Se oponen al
acaparamiento y a la especulación.
Þ Se oponen a la
formación de monopolios y oligopolios
Þ Se oponen a la
fijación compulsiva de salarios por el Estado.
Þ Rechazan la
regulación de precios por el Estado, ya que deben fijarse en base a la relación
oferta/demanda.
Þ Se oponen a la
creación compulsiva de empleo.
Þ Se oponen al gasto
público burocrático.
Þ Defienden el libre
comercio internacional.
Þ Defienden la libertad
de contratación del trabajo y la libre movilidad de los factores de producción.
EL NEOLIBERALISMO COMO PROPUESTA ANTROPOLÓGICA
Detrás del objetivo de la sociedad de
bienestar hay una propuesta antropológica que está siendo internalizada en los
ambientes ganados por el Neoliberalismo. En términos éticos suena así: “lo
moralmente bueno, lo que debe procurarse como bien para sí mismo y para la
sociedad es producir (aumentar la productividad, cualificarse, rendir al máximo
de las posibilidades), consumir (comprar las marcas más prestigiosas, exigir
calidad, acceder según las preferencias a lo que se propone como deseable) y
exigir los propios derechos Lo demás debe dejarse a los que gerencian la
sociedad (el Estado, los Medios de Comunicación Social...). Es completamente disfuncional para la sociedad y
desestabiliza y frustra a la persona el que se preocupe del todo social, de la
suerte de los pobres. En todo caso, si a alguien le inquieta esto, que se deje
de elucubrar o pretender; que deje, pues, lo que se llama política, y que se
meta pues a cualquier asociación benéfica, privada, por supuesto: se sentirá
bien, empleará su tiempo libre y no causará problemas a su relación con el todo
social ni a la sociedad como todo”.
En este esquema nada convoca
personalmente a los ciudadanos; estos no son llamados como cuerpo social a nada
que los trascienda. En rigor la sociedad no existe como campo posibilitante de
las preferencias de cada cual. La idea de la humanidad como cuerpo social que
se propone fines carece totalmente de sentido. “De ahí el refugio en la
familia como pequeña tribu o el resurgimiento de lo étnico, la tribu grande,
como restos de sentido o lugares de reunión”. Pero este cultivo en las raíces, sin
proyección trascendente, amenaza con convertirse en un egoísmo colectivo.
LO QUE ENCUBRE EL NEOLIBERALISMO
Se tildó al Neoliberalismo de
ideológico, porque encubría lo que es: economía política. Proclamar el fin de la
política es su modo de hacer política. Con esta consigna han conseguido
convencer a los políticos y tomar los Estados, y con ella someten al pueblo al
convencerle del carácter inexorable de sus propuestas. El Neoliberalismo ha
sido tremendamente exitoso como proyecto político. Y la consecuencia de tomar
el Estado no ha sido disminuirlo, por el contrario, lo han empleado a fondo
para cambiar las estructuras, resistiendo tremendas presiones.
Y ni en el aspecto económico lo han
disminuido; han retirado los recursos de la subvención de servicios para
canalizarlos al capital financiero, a la reconversión industrial y al
mantenimiento del sistema. Tampoco se ha abandonado el proteccionismo: la
compra de importantes empresas o más aun de grupos enteros por parte de
transnacionales extranjeras es en los países centrales una decisión política,
en el sentido estricto de que está en manos del Estado, en tanto para nuestros
países se predica la apertura irrestricta, la completa transnacionalización.
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